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domingo, julio 01, 2012

Descontentadizos


Hay personas que son difíciles de contentar, se les de lo que se les de siempre están quejosos e insatisfechos. Y este descontento los vuelve resentidos lo que los lleva a molestar a todo el mundo.

Hoy en día los hay, seguro que todos conocéis a alguien así, pero este tipo de personajes no es algo producto de nuestra forma de vida actual, revisando la Historia siempre nos podemos topar con alguno de ellos.

Podemos tomar como ejemplo al Conde don Alfonso, hijo natural de Enrique II y Elvira Iñiguez de la Vega. Nació en 1355 siendo el primogénito del monarca pero al ser bastardo no tenía derecho a suceder a su padre en el trono, pero si estaba llamado a ser cabeza del círculo nobiliario. Pero en lugar de aceptar ese cargo que conllevaba títulos y honores, decidió convertirse en el mayor enemigo primero de su padre, aunque con moderación y después de su hermano ya sin ningún miramiento.

Su padre le había entregado el título de conde y el señorío de Noreña, ampliándolo tiempo después con más villas y concejos realengos lo que le convirtió casi en dueño de Asturias. Pero nada de esto le pareció suficiente al conde Alfonso, conocido también como Alfonso Enríquez. Su descontento y su desmedida ambición le llevaron a ser desleal, intrigante y violento, siendo esto último la causa de que muchos concejos y nobles asturianos no le siguieran y acabaran por dirigirse al rey para quejarse de los atropellos y abusos del conde.

Como ya dije, mientras su padre vivió se mostró mas prudente en sus desmanes y quizás su mayor protesta ante él fue la de no estar conforme con la esposa elegida para él, la infanta Isabel de Portugal que también era bastarda.

Pero muerto su padre y reinando su hermano Juan I, dio ya rienda suelta a sus ambiciones organizando una revuelta que no duró mucho y que terminó con la reconciliación de los hermanos. Pero esa reconciliación no aplacó al descontentadizo Alfonso que volvió a las andadas queriendo involucrar además al rey de Portugal lo que encolerizó a Juan que terminó por confiscarle todos los bienes, no sólo los de Asturias si no también los del norte de León.

Paciencia tenía Juan que accede a una nueva reconciliación ante la promesa de Alfonso de no volver a rebelarse, por lo que su hermano le devuelve otra vez sus posesiones.

Tontería, porque con este tipo de personas ser magnánimo no vale para nada y aceptar sus promesas es papel mojado. Dos años después, allá por 1383, Alfonso vuelve a la carga poniéndose ya un poco pesadito con tanta sublevación. Esta vez se hace fuerte en Gijón pero las tropas reales le ponen sitio hasta que no le queda más remedio que rendirse.

Dibujo de Gaspar Meana

Nueva reunión en la que se llega a un acuerdo, Alfonso entrega todas sus posesiones en Asturias y a cambio Juan le concede el título de conde de Valencia de Don Juan y nuevas tierras fuera de Asturias.

Crea entonces el rey la institución del Principado de Asturias titulo que desde entonces llevaría los príncipes herederos y con esto Juan se creyó que ya no habría mas problemas con las posesiones asturianas del conde, pero la vida de muchas vueltas y en una de esas vueltas muere el rey y su heredero, en contra del mandato de su padre, le devuelve al conde todos sus dominios asturianos.

Alfonso vio el cielo abierto y no tardó en volver a las andadas y como este tipo de personas no conoce la lealtad ni la gratitud, le paga al nuevo rey con un intento de sublevación para derrocarle. No lo debieron de ver muy claro los que en un principio se unieron a él y le fueron abandonando, pero él estaba tan ciego en su idea que se retira a Asturias para plantar batalla, pero tiene que ir retrocediendo hasta Gijón en donde se hace fuerte y allí se le pone sitio. Durante el invierno el rey decide dar una tregua que Alfonso aprovecha para ir a Francia a pedir ayuda. Entretanto la esposa de Alfonso resiste hasta que no le queda más remedio que rendirse y decide marchar a Francia para reunirse con su esposo. Gijón entonces es destruido y se pierde la pista al conde que se supone murió en el exilio.

Y digo yo, perdonar tantas veces y ser tan considerado con estas personas descontentadizas ¿es bueno o sencillamente es una forma de dar alas a unos inconformistas que nunca se ven satisfechos?

22 Comments:

Blogger Alejandra Sotelo Faderland said...

En este caso el descontento era contra la situacion de bastardo que le impedia ser rey, ante lo cual no habia regalo ni remedio alguno que le curase la ambicion. Tanto perdon solo servia para exacerbar el resentimiento y en muchos casos actuales tambien es asi.

julio 01, 2012 7:46 a. m.  
Blogger Tawaki said...

Yo soy partidario de poner en su sitio a esta gente a las primeras de cambio. Porque como bien dices, de nada sirve tener paciencia ni justificar sus actos.

julio 01, 2012 7:57 a. m.  
Blogger Francisco Espada said...

Un caso más de los muchos ejemplos de ambición desmedida, los cuales no sólo son historia, sino que el presente está lleno de ellos.

julio 01, 2012 8:39 a. m.  
Blogger Leodegundia said...

Alejandra Sotelo Faderland – Puede que esa fuera una de las razones, pero estoy segura que ni siendo rey dejaría de comportarse de esa manera.

Tawaki – Yo también, porque si se les consienten todos los desmanes eso sólo sirve para que se envalentonen más y como nunca están satisfechos no se llega nunca al final.

Francisco Espada – Ambición y ganas de molestar, son seres que no están satisfechos ni consigo mismo por eso nunca frenan en su rebeldía.

julio 01, 2012 9:48 a. m.  
Blogger Ligia said...

Hay gente que se queja de vicio, y en ese caso mejor es no "hacerles cuenta". Abrazos

julio 01, 2012 9:59 a. m.  
Blogger Leodegundia said...

Ligia - :-) Pero me temo que hacerse el distraído con gente así tampoco debe de valer para mucho.

julio 01, 2012 10:02 a. m.  
Blogger Senior Citizen said...

Si este Alfonso hubiera llegado a reinar, seguro que pasaría a la Historia como "el cabezón", porque mira que tenía dura la cabeza el hombre....

julio 01, 2012 10:24 a. m.  
Blogger Leodegundia said...

Senior Citizen - Buen apodo. ¿Te imaginas lo que sería vivir cerca de él?

julio 01, 2012 11:46 a. m.  
Blogger Fran said...

¡Vaya personaje!
Pudiendo vivir fenomenalmente fue un desgraciado. Estos a la vez que arruinan su vida arruinan la de los demás. Una cosa es perdonar y otra darle alas y medios para volver a las andadas.
Muy interesante Leodegundia.

julio 01, 2012 7:52 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hola, Leo:
Hay gente a la que es imposible contentar, y por lo tanto no se les puede ofrecer la mano a riesgo de que te coman el brazo. Como bien señalas, de nada vale mostrarse magnánimo con ese tipo de gente porque no te lo agradecerá, puede que incluso te vea débil y te intente destruir si puede.
Respecto al nuevo blog, esta es la dirección: ahhotep2.blogspot.com.es
(ya ves que me he roto mucho la cabeza para elegir dirección) El blog se titula "El rincón de mis fotografías).
¡Saludos y un abrazo!

julio 01, 2012 11:57 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Es curioso tanta paciencia en esa época. Creo que el ser hijo de rey tendría algo que ver, porque si un plebeyo se hubiera puesto así de pesado lo hubieran eliminado a la primera.

julio 02, 2012 9:06 a. m.  
Blogger Trini Reina said...

Como se dice por aquí: "la cabra tira al monte"
Y el que es un "petardo" de nacimiento, por muchos perdones y dones, siempre lo seguirá siendo.
Queda por ver si continúa en ese plan en la otra vida, de existir esta:):)

Me resulta curioso ese afán en perdonarlo una y otra vez. Muy curioso, sí.

Besos

julio 02, 2012 12:55 p. m.  
Anonymous unjubilado said...

Pobriño, siendo el primogénito del rey y no poder llegar a colocarse nunca la corona, le hizo sentirse desgraciado con todo y con todos. La pena es que a la primera de cambio no le cantaran las cuarenta y lo mandaran a la mazmorra, sin móvil, sin tele y sin internet, pa´que aprendiera.

julio 02, 2012 8:41 p. m.  
Blogger Leodegundia said...

Fran – Pues como ese desgraciadamente hubo y hay demasiados y yo creo que es porque siempre encuentran a alguien a su alrededor que se lo consiente.

Leonor – Ese es el problema que si cedes una y otra vez te ven débil y se envalentonan por eso no cejan en su empeño e insisten una y otra vez.
Gracias, tomo nota de la dirección para pasar por allí.

Salamandra – A mi también me papreció un poco extraño que se tuviera tanta paciencia con él, pues en esa época ni los familiares estaban a salvo si se interponían en los intereses del rey.

TriniReina - :-) Yo no se si se habrá reencarnado ya varias veces pues el modelo se repite con demasiada frecuencia.

Unjubilado – De pobriño nada, entonces todos conocían las reglas, reglas que quizás ahora no comprendamos ni compartamos, pero la Historia hay que interpretarla poniéndose un poco en la mentalidad que existía en la época.
:-) Lo de meterlo en la mazmorra sin móvil, sin tele y sin Internet seguro que le hubiera representado mucho sufrimiento.

julio 03, 2012 9:40 a. m.  
Blogger Calma en días de tormenta (Darilea) said...

A mí estos personajillos descontentos me causan tristeza, es una pena que se pasen media vida con el ceño fruncido sin disfrutar del mundo que les rodea.
Besitos Leo

julio 05, 2012 12:11 a. m.  
Blogger Leodegundia said...

Oréadas - Tienes toda la razón pero lo mas triste es que ni ellos son felices ni dejan que lo sean los que están a su alrededor.

julio 05, 2012 12:06 p. m.  
Blogger GUILLE said...

Hija mía es la EM, donde el padre mata a su hijo,la madre se queda viuda y se va a un convento de priora
con el ojo avizor por si muere o desaparece su mortal enemigo y coger otra vez la corona... ¡Y nos quejamos de los tiempos actuales! Hacemos las mismas cosas más finamente por desgracia.
Un abrazo Guille

julio 05, 2012 7:02 p. m.  
Blogger Leodegundia said...

Guille - :-) No creas que hay tantas diferencias con aquellos tiempos, hoy en día se hacen las mismas maniobras si no por la corona, que ahora hay pocas, si por el sillón de mandar y por lo tanto las zancadillas están a la orden del día.

julio 06, 2012 8:43 a. m.  
Blogger Merchi said...

Hola Leo!!. Gracias por visitarme guapa, me alegro de estar de vuelta que esto ya se echaba de menos.
Sobre el post de hoy, pues la verdad yo lo tengo bastante claro, pienso que dar alas a gente inconformista y que hagas lo que hagas, jamás los verás satisfechos...es perder el tiempo.
Pero como se suele decir... "en la viña del Señor hay de todo", asi que imagino que siempre habrá gente que les consentirá hasta en lo más mínimo.

Besines ;)

julio 07, 2012 7:51 p. m.  
Blogger Leodegundia said...

Merchi - Pues no sabes cuanto echábamos nosotros de menos tus recetas. Bienvenida.

julio 08, 2012 11:31 a. m.  
Blogger RosaMaría said...

Qué historia tan bien narrada! Menudo señorito el conde! A tu pregunta respondo: Más vale apartarse de gente así y si no es posible, no dar chances ni segundas oportunidades.
Besos.

julio 25, 2012 8:55 p. m.  
Blogger Leodegundia said...

Rosa María - Yo también creo que no hay que darles demasiadas oportunidades pues no suelen apreciarlas.

julio 29, 2012 10:05 a. m.  

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