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lunes, marzo 10, 2008

Crueldad injustificada

Ningún acto de crueldad tiene justificación, pero las llevadas a cabo contra los niños esas son imperdonables. No importa quien sea ni de dónde sea el niño, ni su posición social, ni los tiempos en que sin él pedirlo le tocó vivir. Voy a dedicar este artículo a uno de estos niños que vivió su corta vida hace ya muchos años, de los cuales los tres últimos fueron una pesadilla que al final le llevó a la muerte. Pero sirva también este artículo para llamar la atención sobre tantos y tantos niños que sufren la brutalidad y los abusos de los mayores y de los que cada día que pasa se conocen más casos.

Se trata de Luis Carlos de Borbón y Habsburgo-Lorena, nacido en Versalles en 1785, segundo hijo varón de Luis XVI y María Antonieta. Como todo príncipe varón fue muy bien recibido en la corte aunque la misma ya tenía heredero, Luis José su hermano mayor, pero no faltaron las celebraciones, como no faltó que se le otorgara un título, el de duque de Normandía. Los cuatro primeros años de su vida fueron los propios de cualquier niño nacido en la corte, pero a partir de aquí su vida entró en una espiral de acontecimientos cada vez más violentos que marcaron su corta vida.

En 1789 fallece de tuberculosis su hermano mayor, lo que le convierte en el delfín, nombre que se le daba al heredero de la corona francesa. Pero esto no fue lo único que ocurrió, en este año digamos que se empezó a fraguar la Revolución Francesa. La población asaltó la Bastilla y cuando el rey comprendió lo que iba a suceder, intentó marcharse a Austria con su familia, pero fue detenido en Varennes. Esta revolución en su etapa inicial no tenía previsto quitarse al rey de encima, pero en Agosto de 1792 una horda de enfurecidos franceses entró en el palacio de las Tullerías, donde residía el rey y se llevó por delante a todo aquel que encontró, y la familia real, rey, reina, delfín, la hermana es éste y una hermana del rey fueron hechos prisioneros y conducidos a la prisión del Temple.

Aquí nuestro protagonista sufrió el primer golpe al ser apartado de su madre y hermana y ser alojado en el piso inferior con su padre. Podemos imaginarnos el miedo y la tristeza de este niño encerrado en un torreón y vigilado por personas violentas que no inspiraban ninguna confianza. Al menos de momento disfrutaba de la compañía de su padre que intentaba distraerlo enseñándole distintas asignaturas, pero esto pronto terminó ya que su padre fue condenado a la guillotina y el fue entregado al zapatero del Temple para que le cuidara y le educara en las ideas revolucionarias.

Dejando aparte todo el tema de la revolución, centrémonos en el niño y en su situación anímica y para poder comprenderlo, pongámonos en su piel por un momento:

Niño que vive supuestamente feliz con su familia en un ambiente agradable.
Muere su hermano mayor.
Un intento de huida familiar para salvar la vida, con el miedo y la inseguridad que esto conlleva.
El apresamiento y la confinación todavía no demasiado dura en las Tullerías.
El brutal asalto a las Tullerías en dónde pudo ver con claridad la crueldad empleada, unos mil cadáveres quedaron esparcidos alrededor del palacio, y que seguro le hizo comprender con gran claridad que su vida y la de los suyos dependía de un fino hilo.
El confinamiento en el Temple en dónde fue separado de su madre.
La condena a muerte de su padre, de la que se cuenta que cuando él se enteró suplicó a los guardias, de rodillas y llorando, que él pediría perdón o haría lo que quisieran con tal de salvar a su padre, cosa que no le sirvió de nada pues su padre acabó en el patíbulo.
La decapitación de su madre. Dicen que el niño en esta ocasión no lloró, que se reía a carcajadas.
Fue entregado al zapatero del temple para que lo reeducara y le inculcara las ideas de la revolución e incluso fue manipulado para que acusara a su madre de incesto.
Le apartaron del zapatero porque creían que le trataba demasiado bien y le encerraron en un cuarto pequeño con rejas en la ventana y la puerta con un candado. La única comunicación con el exterior era la comida que le pasaban y los insultos de media noche que le dirigían sus carceleros.
El miedo, la tristeza y la soledad le hicieron caer en una depresión. Casi sin comer, lleno de pulgas y chinches, con un olor nauseabundo ya que no retiraban sus excrementos y la habitación no tenía ventilación y el anuncio de que su tía había sido decapitada acabaron por convertirle en una sombra con la mirada perdida.

Si leísteis esto con detenimiento podréis comprender el terror, la inseguridad y la pena que padeció este niño durante todo este tiempo, y decidme si todo esto tenía alguna justificación. Ni el malestar del pueblo, ni la política, ni la revolución tenían derecho alguno a maltratar durante tres años a un niño que su único “pecado” era el haber nacido en la corte y haber heredado el título de delfín. Ni siquiera se le podría acusar de ser una mala persona o de haber abusado del pueblo. Él era totalmente inocente.

Aunque al final recibió atenciones y fue trasladado a una habitación aireada, fue tratado por un médico y se le proporcionó mejor alimento, era ya demasiado tarde. Luis Carlos moría el 8 de junio de 1795 a los diez años de edad.

Nunca me gustó la palabra revolución por la violencia que lleva implícita y porque en ella sale a relucir lo peor de cada persona. Hay momentos en la historia de un país en el que es necesario un cambio pero pienso que se puede hacer sin utilizar la fuerza bruta siempre y cuando pongamos nuestra inteligencia y buena voluntad para lograrlo.

Y desde aquí quiero levantar mi voz para defender los derechos de todos los niños que de una manera u otra son pisoteados sin ningún miramiento todos los días.

25 Comments:

Blogger almena said...

Estremecedora la historia de Luis Carlos en tan pocos años de vida.
Estas conductas aberrantes contra los niños no pueden tener perdón.

Un besazo, Leodegundia

marzo 10, 2008 1:06 p. m.  
Blogger Mityu said...

Los terrores de tantos inocentes sostienen una de las patas de este sistema envanecido, que a su vez se apoya en el silencio de otra pata, la de los conformados, que los aullidos de unos, los gritos dispersos de los que protestan, aún flotan buscando las manos que arranque ese pedestal que nos lleve a donde sea.
El amor como revolución. Sin concesiones ni debilitamientos.

Buena semana, Leodegundia :)

marzo 10, 2008 2:17 p. m.  
Blogger @Intimä said...

La violencia infantil, es un tema que me crispa no sabes como, tengo motivos que voy a obviar aqui Leo, pero podría estar escribiendo durante semanas enteras.
Gracias a que murío no fue un muerto vivo durante toda su vida.
Un beso es fuerte lo que acabo de decir, pero...tengo mis razones para hacerlo.
Cuidate un post, tremendamente delicado el de hoy.

marzo 10, 2008 3:34 p. m.  
Blogger celebrador said...

La revolución, cualquier revolución, promete un aumento de la felicidad futura para la sociedad a cambio de "romper los huevos" que sean necesarios

Nadie que sienta su propia felicidad interior se apunta a romper huevos

Y nadie que no siente su propia felicidad interior proporcionará a los demás lo que él mismo cree que no tiene

marzo 10, 2008 4:23 p. m.  
Blogger Isabel Barceló Chico said...

La violencia sobre los ni�os sigue siendo una asignatura pendiente de la humanidad. Es estremecedora la historia de este ni�o, y no menos la de miles de ni�os de la calle en Brasil, o los ni�os esclavos en tantos lugares del tercer mundo, o los ni�os soldados que, tambi�n, aprenden a matar. Yo har�a extensible tu demanda a todos los d�biles del mundo, porque son ellos quienes llevan la peor parte en todo: ni�os, ancianos, enfermos f�sicos y ps�quicos, mujeres... Un sin fin. Me ha conmovido esta historia. Un abrazo.

marzo 10, 2008 6:15 p. m.  
Blogger Chela said...

Interesante reflexión la que has hecho sobre este pasaje de la Historía, para extrapolar las consecuencias de esta crueldad con la inocencia de un niño, sobre el resto de los niños del mundo que sufren violencia y explotación...

Los niños son quizás los seres más débiles, porque, a iferencia de los adultos no saben defenderse ni argumentar a su favor.

Tocaste un tema doloroso y delicado, pero necesario para la reflexión.

Un abrazo.

marzo 10, 2008 9:51 p. m.  
Blogger Azul said...

La violencia, hacía cualquier persona es detestable, pasa el tiempo y seguimos siendo tan brutales o más incluso que siglos atrás. Miles de niños mueren, son sometidos o explotados y más personas cada día son objeto de injusticias.

Un tema delicado, pero que no se debe posponer para un día por persona a lo largo del año, ojala lucharamos por el bienestar cada día en nuestro propio entorno.

Un abrazo fuerte Leo

marzo 11, 2008 1:10 a. m.  
Blogger Ligia said...

La violencia nunca tiene sentido, y si es contra un inocente, menos todavía. Muy interesante esta historia. Un abrazo Leo

marzo 11, 2008 8:34 a. m.  
Blogger Trini Reina said...

En efecto, ninguna forma de violencia es justificada, menos aún el ensañamiento contra niños.
No entiendo que fin se pretende cometiendo esas atrocidades, a no ser exaltar la cobardía del que las comete.
Nunca dejará de asombrarnos la maldad del ser humano contra el propio ser humano.
Tampoco me gusta la palabra revolución, acaso por las cosas atroces que se cometen en su nombre.

Besos

marzo 11, 2008 8:35 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

La violencia es siempre injustificada, pero maltratar a un niño de esa manera es una crueldad y por desgracia se siguen dando casos en la actualidad.
Saludos

marzo 11, 2008 8:53 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Si el papel de la mujer en la Historia siempre fue relegado, parece como si el de la infancia haya sido siempre invisible. La sensibilización parece en nuestros días mayor; pero el infanticidio ha sido consentido y aceptado socialmente, lo mismo que el abandono, la explotación y los abusos sexuales. Lo sigue siendo, con independencia de los derechos con los que pretendemos protegerlos.
En el caso de esa criatura, se cebaron … cada una de tus reflexiones, poniéndose en su lugar es aterradora. Y es una paradoja cruel que la protección y responsabilidad del estado en la infancia haya sido una de las aportaciones de la Ilustración y la Revolución francesa. ¿Por qué será que todos los intentos de cambiar el mundo generan un revanchismo tan atroz y sus víctimas son siempre los más desprotegidos?
Me uno a tu voz, a las de los demás que son sensibles a estas injusticias que con la indiferencias quedan encubiertas.

Un besín

marzo 11, 2008 10:46 p. m.  
Blogger mixtu said...

defendo... también...
esta historia lo sabia...

abrazo serrano

marzo 12, 2008 6:11 p. m.  
Blogger carlitos said...

Todos esos movimientos revolucionarios nunca llevan nada bueno.

Ayer veía en las noticias como un niño de unos 8 años de edad estaba en el hospital con quemaduras en el pecho y la cabeza de segundo y tercer grado. Según la versión de el fue víctima de otros niños por venganza. Y los otros niños dicen que estaban jugando. Yo no entiendo que clase de juego sería gasolina y un encendedor.


Un fuerte abrazo

marzo 12, 2008 7:26 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Una vida realmente triste y terrible, y todo en solo 10 años, ... Miro a mi alrededor y veo a ese niño de 10 años que esta tan cerca, y luego pienso en el Delfin, suficiente para llenarme de tristeza.

marzo 12, 2008 7:40 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Este post hace pensar pero que muy seriamente.Estoy totalmente de acuerdo contigo y con Isabel.La violencia es un estado anormal de la persona que si no se domina puede llegar a perder la voluntad. En derecho y yo añado la psicologia dividen la violencia en física y psíquica.La física daña el cuerpo y como consecuencia el alma:la violencia psíquica llega a la intimidación y pérdida de voluntad y como consecuencia enferma.La violencia se da más en el hombre que en la mujer, su orgullo machista le ciega, le da igual niño, mujer, viejo y suele enfrentarse a seres aparentemente más débiles. Acostumbran ser personas enfermizas.La violencia engendra violencia.Cuando estudiaba Preu hice un trabajo sobre la influencia paicosomática de la violencia en el ser humano y aun me acuedo de muchas cosas.Un abrazo Carolina

marzo 13, 2008 12:07 a. m.  
Blogger Marian said...

No conocía bien la historia del niño Luis Carlos. Realmente su vida fue un suplicio sin merecerlo, al igual que tantos y tantos niños que ya desde la cuna se ven confinados a la miseria, niños que no han conocido otra cosa que la pobreza y trabajan duro desde muy pequeños.
Luego están esos otros niños que aparentemente nacen en una familia más o menos acomodada y que sufren abusos de quienes les rodean.
Es inhumano el trato que reciben muchos niños.
Estoy de acuerdo contigo y rechazo todo incumplimiento de los derechos humanos en especial del niño.
Los niños son la alegría de la humanidad, que nadie borre su sonrisa nunca.
Besos

marzo 13, 2008 9:46 p. m.  
Blogger ABRAHAM LÓPEZ MORENO said...

La palabra violencia debería de borrarse del diccionario y de este mundo, y con ella todas las personas que cometen aberraciones con los niños. Saludos desde "Panorámica Cazorlense".

marzo 14, 2008 9:05 a. m.  
Blogger Tawaki said...

Lei hace poco una biografía de "La Austriaca" y me sorprendió mucho saber que estuvo detenida durante meses y que su muerte en la guillotina no obedeció la exaltación popular, sino a movimientos políticos claramente medidos.

Política a un lado, los sufrimientos de estas personas, y del niño en particular, debieron ser intolerables.

Algún día escribiré una entrada describiendo lo que he expuesto arriba, porque me marcó mucho.

Un abrazo y enhorabuena por tu entrada.

marzo 14, 2008 9:13 p. m.  
Blogger Azusa said...

Una muy corta vida, realmente triste e injusta, el ser humano a veces da mucho asco, somos capaces de las mayores atrocidades, como torturar a un pobre niño

marzo 14, 2008 10:16 p. m.  
Blogger Hot Woman said...

Historia muy triste, pero siempre interesante.
Gracias nuevamente por enseñarnos cada día más-.
Un besote

marzo 14, 2008 11:36 p. m.  
Blogger A.M. said...

ES injusto!!!!! Ningún niño, ni nadie, se merece pasar por lo que paso este niño!!! Me producen tanta rabia estas conductas que no me puedo imaginar que las "personas" que han hecho esto sean humnas!!!. No me puedo explicar tanta crueldad, no me lo puedo explicar...
Un abrazo muy grande linda!

marzo 15, 2008 4:48 p. m.  
Blogger Meigo, aprendiz de Druida said...

MI querida Leo, la historia que relatas es espeluznante. Tienes razón y todas las revoluciones, incluso la no sangrientas, han traido demasiadas victimas inocentes y demasiado horror. Cuando la vida deja de tener valor...
Tus palabras finales las suscribo plenamente. Que no mueran más niños por violencia fisica o psiquica.
Un beso.

marzo 16, 2008 11:37 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me es muy doloroso y además imposible de entender cuando un niño sufre…

marzo 25, 2008 12:54 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Qué fuerte :( Pero analizando el tema, creo que fue mejor que muriera. Pero qué años tan difíciles le tocaron, en su corta existencia. Un abrazo Leo.

marzo 26, 2008 8:38 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Nunca entenderé, ni quiero hacerlo, la violencia, menos aún cuando se hace contra un niño indefenso, es la peor maldad que existe. No me cabe y por desgracia es algo que sigue ocurriendo en nuestro tiempo.

Abrazos.

abril 01, 2008 11:52 p. m.  

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